El 13 de junio de 1975, John Lennon hizo lo que nadie sabía que sería la última vez: apareció en televisión para interpretar “Imagine”, el himno pacifista que había escrito cinco años antes y que ya resonaba como una plegaria universal. Fue en el programa especial “Salute to Sir Lew Grade”, una gala en honor al magnate de los medios británico.

Lennon subió al escenario junto a su banda y entregó una versión intensa y cargada de significado. Vestido con una camisa blanca, una chaqueta brillante y gafas oscuras, tocó el piano y cantó con serenidad. Era la imagen del artista que, luego de dejar los Beatles, había elegido ser padre a tiempo completo y bajar el ritmo del ruido mediático.

La interpretación fue sencilla, pero poderosa. Sin pirotecnia, sin efectos… solo Lennon, su voz inconfundible y un mensaje que, casi 50 años después, sigue siendo un faro: “You may say I’m a dreamer, but I’m not the only one.”

Lo que no sabíamos entonces es que sería su última aparición en un show televisivo como solista. Poco tiempo después, John se retiraría de los escenarios durante cinco años para dedicarse a su hijo Sean y a la vida privada. Volvería a grabar recién en 1980 con Double Fantasy, meses antes de su trágico asesinato. “Imagine” no solo fue una canción. Ese 13 de junio, fue un testamento en vivo. Y fue también el cierre de una etapa: la del Lennon público, activista, presente en las pantallas.

Hoy lo recordamos con esa misma imagen: en el centro de un escenario, cantando por un mundo mejor…