Joey Ramone (1951 – 2001)

Un 15 de abril, el punk perdió a su padrino. Joey Ramone, la voz, la imagen y el alma de los Ramones, falleció en 2001 dejando tras de sí un legado imposible de borrar. Con su figura inconfundible —alta, desgarbada y con gafas oscuras— Joey no solo lideró una banda, sino que encabezó un movimiento que cambió para siempre la historia de la música.

Desde que los Ramones irrumpieron en la escena neoyorquina en los años 70 con su estilo directo, veloz y sin filtros, Joey se convirtió en el estandarte de una generación desencantada que encontró en el punk una forma de expresarse. Su voz nasal y única dio vida a himnos como “I Wanna Be Sedated”, “Judy Is a Punk” o “Rockaway Beach”, canciones que aún hoy siguen vigentes en el corazón de fans de todo el mundo.

Pero Joey era más que un frontman. Su actitud era auténtica, su sensibilidad inusual para un género dominado por la rabia, y su compromiso con la música y la libertad lo convirtieron en una figura querida y respetada, incluso fuera del punk. Hasta su último aliento, luchando contra el cáncer, nunca dejó de componer ni de influir a nuevas generaciones.

A 24 años de su partida, recordamos a Joey como lo que fue: el Padrino del Punk, el que nos enseñó que no hay que ser perfecto para ser poderoso, que tres acordes bastan para decir la verdad, y que la rebeldía también puede tener corazón.

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